El reciente fallecimiento del profesor Onofre Rojo Asenjo ha fortalecido los lazos de cercanía que el reconocido físico mantenía con su Sotrondio natal, localidad a la que siempre tuvo apego pese a que dejó España en 1949 para emigrar a Latinoamérica, donde alcanzó grado de eminencia en su campo de estudio. Su vida, que se prolongó hasta los 101 años, fue tan dilatada como productiva. Su legado resuena en la herencia de los académicos e investigadores asturianos que le han sucedido. “Sin duda se trata de un académico de un prestigio mundial incuestionable, que tiene textos con presencia en muchas facultades”, destaca José Antonio Vega, catedrático de Anatomía y Embriología Humana de la Universidad de Oviedo y decano de la Facultad de Medicina. Hace unos años, el trabajo de Onofre Rojo se cruzó en su camino, llamando su atención. “La lejanía mermó el conocimiento de su trayectoria en Asturias, fruto también del generado desinterés por la ciencia que hay en sociedad pese a lo que supuso la pandemia del coronavirus”.
Aun con la distancia, el legado de Onofre Rojo ha dejado su semilla en Asturias gracias al interés de inquietos profesionales que a lo largo de los años han reparado en la trascendencia de su obra. Es el caso de Enrique Martínez Rodríguez, Hijo Predilecto de San Martín del Rey Aurelio. También natural de Sotrondio, ha seguido con cariñosa atención la brillante carrera de su paisano emigrante. “Han sido numerosos los textos que sobre distintos campos de la Física ha publicado. Y muchos de ellos escritos en español, y, por tanto, especialmente dirigidos al público iberoamericano. Este aspecto tiene gran relevancia ya que de esa manera se hacían llegar de forma directa los avances revolucionarios que experimentó la Física en el primer cuarto del siglo XX a la comunidad científica de habla hispana”.
Onofre Rojo nació en Lloréu y se crio en La Cabaña, un pueblo próximo a Sotrondio. Estudió en la por entonces muy reconocida academia de Juan José Calvo Miguel, donde también acabó impartiendo clase. Debido a la situación que se vivía en España, decidió emigrar a Latinoamérica en 1949, ya licenciado, y comenzó a impartir clases en la Universidad de los Andes, en la ciudad venezolana de Mérida. Ejerció como profesor y director en diferentes universidades, publicó diversidad de obras y recibió numerosos premios por su papel destacado en los estudios de la física molecular, atómica y nuclear.
La vida profesional de Rojo ha estado muy vinculada a Venezuela, país donde fue profesor de la Universidad de Los Andes, en la ciudad de Mérida. Desde allí se trasladó a Estados Unidos al obtener una beca del Institute of International Education de Baton Rouge, Lousiana, donde realizó su tesis doctoral, y alcanza el grado de doctor en Física. De nuevo regresaría a Venezuela donde es nombrado Director de la Escuela de Física y Matemáticas de la Universidad Central. También mantuvo una estrecha vinculación con México a través del Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma y la Academia de Ciencias Mexicana de la que fue miembro. Ejerció como profesor invitado, entre otras, de la Universidad de Carolina del Norte y de la de Oviedo. Ha sido galardonado con numerosas distinciones. Ya jubilado se estableció definitivamente en México, país de origen de su esposa, Concepción Villavicencio.
La trayectoria de Onofre Rojo cogió altura desde su inicio. La tesis doctoral de Rojo, titulada “Two-Nucleon Scattering Using Velocity-Dependent Interactions”, fue defendida el 30 de enero de 1961 y sus conclusiones aparecieron publicadas en las revistas de Física más punteras. Enrique Martínez resume el valioso trabajo: “Eludiendo los aspectos más técnicos, la investigación desarrollada por el profesor Rojo consistió en la adopción de diversos modelos (estáticos y dinámicos) para analizar la interacción entre dos nucleones (partículas de que están constituidos los núcleos atómicos). El planteamiento y resolución de las correspondientes ecuaciones de Schrödinger permiten a Rojo profundizar en aspectos mecanísticos de gran relevancia a la hora de comprender cómo se desarrolla la interacción. En particular, sus cálculos muestran que los modelos de potencial empleados conducen a valores de la sección eficaz muy similares”. Y añade: “Las conclusiones alcanzadas por Rojo en su tesis doctoral han resultado cruciales en el desarrollo posterior del campo de las reacciones nucleares, de las que conviene recordar que no sólo han permitido un amenazante avance sustancial en la carrera armamentista, sino también, afortunadamente, un desarrollo espectacular de la Medicina Nuclear del que nos beneficiamos enormemente”.
Libros de referencia
El físico Javier Cuevas es miembro de la Academia Asturiana de Ciencia e Ingeniería. “Rojo ha sido una referencia por su trabajo en problemas teóricos de calado, ayudando a intentar comprender las interacciones que se producen en los núcleos atómicos. Además, ha destacado como divulgador. Los libros que escribió junto al profesor Alonso Marcelo son textos de referencia para muchos alumnos que inician estudios de ciencias”. Javier Cuevas se refiere a textos de Física clásica como “Física. Campos y ondas” o “Física. Mecánica y termodinámica”.
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Las inquietudes docentes del profesor Onofre Rojo, remarca el cirujano Enrique Martínez, se reflejan en el buen número de publicaciones en revistas donde se analizan aspectos éticos y didácticos de la Ciencia; en particular, de la Física.
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